30 ene 2010

Escapar

Dos dias. El bleiser estaba colgado en el tirante de la tercera puerta de mi ropero, en el sillón rosa estaba la pollera gris y la corbata bordó, recién compradas. Las camisas estaban todavia en su empaque de plastico, con su apresto impecable, los zapatos en su caja, las medias bordo en mi cajón y la mochila con los elementos escolares adentro del ropero, al lado de la caja de zapatos. Todo estaba listo, menos yo.

Estaba entrando la tarde, no eran más de las dos. Verónica, mi mamá, habia empezado de vuelta con su discurso sobre el colegio, sobre por que tenia que ir ahi, por que el colegio era el mejor de toda Córdoba, etc... Estaba aturdida, estaba harta, sus palabras sin fundamentos me habían sobrepasado. No me importaba si iba a un ipem o a el mejor colegio de america. No quería ir a ese colegio, nunca pedí ir ahi.

Miraba el suelo y escuchaba su voz gritarme, cayó una lágrima por mi meijlla.
..." Por que si vas a ese colegio vas a tener futuro el dia de mañana"...

Me rebalsé. Me levanté de la silla y tomé una mochila y dinero mientras que Verónica me gritaba cosas que no recuerdo. Tuve un momento de impulsividad, tomé la llave de casa, instintibamente coloqué la primera llavé, la guiré rápidamente e hice lo mismo con la segunda. Saqué la llave de un tirón y bajé las escaleras lo mas rápido que pude. Corrí hasta doblar la calle entre rios, dos calles más abajo volví a doblar. Verónica trató de seguirme, pero no pudo correr demasiado con sus tacos de 15 cm. Para cuando me senté a descansar detras de unos arbustos ella ya no me seguía. Tenía la mente en blanco, no sabía que estaba haciendo. Me quedé sentada ahi por unos 10 minutos. Eran las 14:48 aproximadamente. Cuando estaba corriendo hacia la plaza vi al trolebus doblar en la esquina, corrí más rápido, saqué mi único cospel de mi bolsillo y me sostuve de un arbol. Miré hacia atrás, no sabia lo que estaba haciendo, mi corazón latía demasiado rapido y mis pulmones intentaban digerir el aire caliente de la siesta, pero no podía.

Subí los escalones y me senté al lado de la ventana, en la fila derecha. Apoyé mi cara en el vidrio y dejé que el sol jugara con las luces y las sombras mientras yo sentía como mi corazón seguía corriendo una carrera interminable, pero por otro lado mi cabeza estaba vacia y callada, domia de a segundos, hasta que llegué a la parada de la calle Velez Sarfield. Caminé un par de metros y me tomé otro colectivo. A los 25 minutos estaba a diez cuadras de la casa de Virginia. No había planeado ir ahi. Lo hice en un estado de semi inconciencia, para cuando me di cuenta, estaba parada enfrente de las rejas de su pintoresca casa.


Todo lo que habiamos vivido corría en mi mente como una pelicula sin final

26 ene 2010

Ventana de emociones

Había quedado en estado de shock, no comprendia nada, mi cerebro parecia haberse apagado y el mundo se habia puesto en "stop". Durante los cuatro dias siguientes a la desaparición de Virginia escasamente hablaba y muy pocas veces pensaba en ella, Emiliano o Agustina y obviamente ni se me cruzaba por la cabeza que en pocas semanas iba a estrenar ese espantoso uniforme de mi nuevo colegio.

Era viernes, pero este era muy diferente a los demás, el cd de Avril Lavingne, que religiosamente sonaba a las 19:00 pm en punto, se encontraba en el tercer estante del porta cd. El bolso color arena estaba vacío, en un estante de mi placard, impregnandose con el olor a naftalina de las esferas antipolillas que ponia mi madre en el ropero, el olor a libertad se estaba llendo. La cama estaba vacia, la ropa que llevaria a los pequeños viajes con Virginia estaba doblada y acomodada en su lugar, el silencio dejaba de ser silencio y se convertia en una punzacion en el corazon que dificilmente me dejaba respirar. Me paré al pie de la cama, se notaba que algo faltaba. Pero en mi cabeza todavia no comprendía que. Sentí que me desvanecía. Me senté en el suelo y miré el techo durante unos 20 minutos. La voz de mi madre irrumpió en la pieza. Me preguntó que me pasaba, la miré a los ojos, no pude decirle nada, no tenía palabras, bajé mi cabeza y miré el rayo de sol que se filtraba por la ventana. Ella hizo varios intentos para que le dijera que me pasaba, no le respondí. Dió media vuelta, me dijo que podia irme a la mierda y se fué. No me importó.

Mis piernas se estaban entumesiendo, me levanté y me senté en la ventana de mi pieza. Contemplé la hipnotisante vista de las luces segadoras de la ciudad, el contraste de las montañas verdiazules por la lejanía y el cielo multicolor sobre tanta belleza. Esa vista siempre me hacia olvidarme de todo, pero esta vez no pasó. Estaba llorando ¿Porqué estaba llorando?
Porque ella se habia ido....

Intenté convencerme de que ella volveria, talvez se habia ido de viaje o tal vez habia ido a desfilar o ... habian tantas posibilidades, pero cuanto más las pensaba más me enojaba con ella "¿Porqué nunca me dijo?.. Va a volver... voy a preguntarle..."

Tuve un arrebato de odio, que fué más tristeza tratando de camuflarse. Rompí todas sus fotos, sus cartas, sus regalos. Los tiré. Tal y como había hecho con las fotos de Agustina, con sus cartas y con los recuerdos que tenia de Emi. Estaba convencida de que asi podria olvidarlos. Perpo Virginia era diferente, era mi amiga, porque se fue? Cuando regresara sería yo la que no le comentaria de mi vida. Tenia esos caprichos de nena malcriada.

El tiempo robaba mis esperanzas de que fuera a volver. Dias, semanas... Y ella no volvía, quería convenserme de que lo haría, pero las posibilidades de que lo hiciera cada vez se hacian mas debiles, mas difusas.... al igual que su recuerdo.

20 ene 2010

Papeles

Me desperté tratando de encontrar algo en mi mesita de luz, no sabia bien que era, fué un impulso, como si mi subconciente hubiese estado susurrandome cosas mientras dormia. Tenía esa sensación de no saber si habia tenido un sueño o habia sido realidad, trataba de convenserme de que solo era un sueño, pero po alguna extraña razón no me lo creía, seguía buscando en el cajón de la mesita de luz. Decidi que sería mejor preguntarle a mi vieja que habia hecho ayer, que dia era, si habia visto a Virginia... Las respuestas me sorprendieron, no había sido un sueño, todo habia pasado en realidad. Estaba a medias despierta, el velador cayó, no fui muy conciente de ello, seguí urgando en mi pieza, estaba desesperada y no lograba recordar del todo porque. No lo encontraba, no estaba ahi, pero si habia pasado... ¿porque no estaba?

Llovía, no lograba entenderlo, el dia anterior habia sido un dia perfecto, ella estaba ahi, tan sonriente como siempre, el sol brillaba sobre nuestros ojos dorados y los de ella brillaban aun mas. El cielo estaba celeste, impecable, no habia ni una sola mancha blanca en ese encandilante firmamento, era perfecto. El agua de la pileta acariciaba nuestras pieles blancas y se evaporaba dulcemente con la luz cálida del sol, se sentia tan bien, pero eso no era lo que importaba, era ella, ella hacia todo perfecto, me hacia apreciar esas pequeñas cosas que nunca antes veia. Habia encontrado un lugar donde me sentia segura y era junto a Virginia, pero desapareció.

Era tarde, nos dormimos en sus colchonetas inflables, mirabamos la luna y lo hermosas que se veian las estrellas desde el campo. Era una cantidad infinita de pequeños puntos resplandecientes, tantos que hipnotisaban nuestra respiracion para hacerla acompasada con el titilar de ellas. El silencio a veces se cortaba con nuestras risas y con ocasionales " te quiero" o palabras sinceras y despreocupadas. Solo nosotras y la naturaleza tipica del campo.

Eran las 4 de la madrugada, yo me había dormido hacia poco, mi mano rosaba levemente la superficie del agua, el unico movimiento que había era el que producia el leve viento que habia esa noche. No se realmente porque, pero desperté, o solo abrí mis ojos, la miré, ella contemplaba las estrellas y lloraba... Iba a preguntarle ... pero no lo hice, simplemente no pude, no tuve el valor de preguntarle, pero si hubiera sabido que iba a reprocharmelo para siempre, le hubiera preguntado. Volví a cerrar los ojos y me dormí profundamente. Me desperté con un sarandeo. Era ella, me sacó de la picina me envolvió en una toalla, me dio mi buzo y nos subimos a su auto. Estaba demasiado dormida, no pregunté nada.

No se exactamente cuanto tiempo hubo pasado, llegamos a casa, me tocó suavemente el hombro. Resfregué mis ojos con mi puño, intenté hablarle, pero solo pude balbucear una palabra, me abrazó tan fuerte que no podía casi respirar, sentí sus lagrimas caer por mi cuello. Me devolvió el pequeño papel que le habia dado, ese donde habia anotado mi número. Solo me dijo una cosa.

- Sería genial saber olvidar, pero si lo hicieramos ¿Cómo nos dariamos cuenta de cuanto podemos amar?

No tuve respuesta, estaba atónita. Me colgué de su cuello, ella me soltó. Bajé del auto. Caminé hasta casa, cuando me di vuelta para saludarla estaba doblando la esquina. No saludé a mi madre, impulsivamente me recosté en la cama y no desperté por doce horas.

Esa mañana me encontraba buscando un papel en mi mesa de luz... un papel blanco, sencillo, un pequeño papel en donde se leia, escrito con tinta azul, un número de telefono, escrito con números perfectamente prolijos y un nombre apenas borrado por la humedad, igualmente prolijo.


" Virginia "
* 03515248960


Empezó con dos papeles y terminó con uno y el recuerdo de otro, que debe haber quedado perdido en algun bosillo de una campera que no debo usar, o que se lavó y ahora no es mas que un recuerdo, un recuerdo borroso de lo que fue Virginia.

Si solo hubiera sabido que estaba diciendome adiós, si solo le hubiera preguntado porque lloraba...

Posiblemente muchas de las cosas que soy, no existirian...